Recorrimos unos 10 kilómetros. El equipo estaba formado por Saga y Arwen las cuales fueron realmente cómodas en todo el trayecto. Estuvimos probando un invento realizado por mi amigo Alberto Borragán del club LealCan consistente en un prolongador que unido al manillar de la bici impide que la línea de tiro toque la rueda. Fué bastante bien.
La sensación de libertad que da este deporte unido al amor por los perros y la naturaleza hace que cada vez más gente se decante hacia el canicross y el bikejoring.
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